En 2013 leí treinta y siete obras (contando las
que empecé y no terminé): y Paraísos
fue la mejor con diferencia. Entendible resulta, pues, que me haya puesto en
contacto con el Autor. ¡Y me ha concedido una entrevista!
En
esta novela, Iosi Havilio se transforma en mujer, en madre. Paraísos no contiene florituras ni sutilezas ni
aliños literarios (de ningún tipo). El escritor se desvanece antes de empezar a
escribir, desaparece, rompe su pluma y se desdobla (olvidando [enteramente] al
elemento primigenio).
Y
hecho mujer, nos habla con naturalidad describiéndonos la vida que se abre ante
ella, su vida. Es consciente de que anda errada, pero no sabe cómo escapar del
laberinto que ella misma se construye día a día. Sin embargo, acepta su
precaria situación mientras ¿espera? desapasionadamente un golpe de suerte casi
impensado.
Al
principio puede parecer una mujer simple que no consigue salirse del camino que
se abre ante ella, pero no tardamos en descubrir que es ―simplemente― humana. Paraísos incita a la reflexión. ¿Quién, en algún
momento, no se ha dejado atrapar por un destino que suponía propio, privativo,
inexorable?
«No
me puedo sacar de la cabeza: Existe alguien que vive dentro mío como si yo
fuese su casa.»
Y
ahora las siete (7) preguntas:
Primera:
Iosi, ¿crees que estos tiempos de literatura fantástica & romántica tienen
alguna semejanza con aquellos de caballerías?
I.H.:
Sin duda, la literatura siempre bascula entre la solemnidad y la farsa; entre
líneas, los libros nos interpelan, nos divierten, nos provocan, nos emocionan,
más allá de cualquier género, de cualquier circunstancia.
Segunda:
¿Están las grandes editoriales extraviando
a los lectores?
I.H.:
Digamos que hacen fuerza para fomentar el despiste, pero los lectores suelen
extraviarse solos… con la ayuda de libreros, periodistas, y, por supuesto, del
propio escritor.
Tercera:
¿Estás de acuerdo con el Lector Iracundo cuando asegura que «cada vez que se
publica un mal libro, muere un gatito»?
I.H.:
Los malos libros son imprescindibles, pero malo no significa liviano, ni fácil,
muchas veces los malos libros (y no me refiero a los libros prefabricados, sean
de ficción o no, que cuentan tanto como un par de zapatillas) son los que
asumen los mayores riesgos, tal es así que suelen fracasar en el intento; en
ese sentido, desconfío bastante más de un buen libro, correcto y previsible,
que de estos malos.
Cuarta:
Dentro de los sensatos cauces de la humildad, ¿te consideras un Cervantes
contemporáneo?
I.H.:
Estoy haciendo grandes méritos para emular a Sancho.
Quinta
(ya desde la sonrisa): ¿Piensas que tu obra está recibiendo el reconocimiento
que merece?
I.H.:
¡Qué pregunta! Justamente, voy a citar a un personaje de una novela que estoy
escribiendo en estos días: «Para un escritor el elogio nunca es suficiente… si
lo nombran, porque no lo nombran como quisiera y si lo ignoran porque lo
ignoran; así es, le cabe al más ignoto y al más célebre. ¡Los artistas son
todos unos patéticos ególatras! ¡Bah, como todos!». No sé si contesta.
Sexta
(riendo entre dientes): Contesta, contesta... ¿Crees que el lector medio le
saca todo el zumo a tus novelas?
I.H.:
No sabría medir la estatura de un lector.
I.H.:
Alegría, aliento y muchas sospechas.
Aquí
puedes encontrar algunos libros de Iosi Havilio:
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta esa respuesta en la que dice que el lector se extravía solo. Verdad verdadera. Y muy de acuerdo en lo de que las malas obras no sean fruto del azar, sino de un trabajo tan concienzudo o más que el que se ha puesto en las buenas...
ResponderEliminarSí, porque es fácil escribir algo "bueno" (o, más bien, correcto), pero resulta complicado componer una obra original..., conlleva muchos riesgos. Lo de los lectores autoextraviados es normal en una sociedad que busca la comodidad por encima de todo, la gente, en general, quiere distraerse, les molesta pensar, y así nos va en una sociedad que se deja llevar...
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