Hace
algo más de dos años, la lectura de Nueve Semanas nos abría las puertas de la obra de
P.L. Salvador. Esos primeros destellos, los que uno descubre con una primera
obra (no necesariamente ópera prima, sino entendiéndola como primera
experiencia lector-escritor), no tienen precio. Después llegó 2222, libro que marcó nuestro año (2017) y que nos
confirmó que la propuesta del autor alicantino se abría camino de manera
contundente con la fuerza imparable que proporciona el talento. La noticia de
la publicación de su nueva novela, La prodigiosa fuga de Cesia, volvía
a encender las alarmas de nuestro blog. Las lecturas en curso se interrumpieron
e iniciamos un nuevo viaje —el tercero— con P.L. Salvador.
Como en la ocasión
anterior, el cuerpo me pide contaros mi experiencia en siete actos:
Uno. La literatura como salvación. Nos encontramos en la España actual. La psicóloga
Cesia Fornes está sufriendo los terribles efectos de la crisis. Ya no tiene
apenas pacientes y su vida en general se desmorona. La salvación la encuentra
escribiendo. Así, comienza a escribir una novela que le cambiará la vida, que
se convertirá en su vida.
Dos. El protagonista. El
protagonista de su novela es Jairo. Somos testigos de su vida desde su
nacimiento, año a año. Desde 1960 hasta la actualidad (2010). Cada capítulo es
un año donde vemos la evolución de su vida de cómo las mujeres que le rodean le
modelan y configuran como ser humano: Eva, Carla, Lula, Wanda, Nina… Todas son
parte de su vida, aparecen y desaparecen cuando la novela lo exige. Porque,
amigos, esto es una novela. Ficción dentro de la novela real.
Tres. La protagonista. ¿Qué pasaría si fuera posible abrir una puerta que nos
permitiera entrar en las historias que leemos? La propuesta ya es por sí misma
maravillosa, como Bastian en la historia interminable. Convertirte en el héroe
de la novela que lees. Pero, ¿Y si eres tú el que está escribiendo la novela?
¿Y si son los personajes de la novela los que, una vez fuera de la historia que
tú escribes, vienen a verte? Eso es justo lo que le ocurre a Cesia.
Cuatro. Una historia a dos velocidades. La prodigiosa fuga de Cesia tiene dos partes que se mueven a velocidades muy
diferentes:
En
la primera parte, el desarrollo de la historia —un capítulo por año, breve, más
las historias “reales” de Cesia— nos ofrece una panorámica general de la
narración. No hay detalles, prima el frenetismo y la riqueza de la trama,
compleja y multifacética. Los personajes entran y salen. Son el reflejo fiel de
la situación vital de Cesia. Todos los personajes son Cesia. En
contraste, la segunda parte detiene el ritmo frenético para vivir día a día el
final del relato del libro escrito por Cesia. Con Cesia como protagonista. No
solo estamos hablando de ritmo literario (que también) sino de estilo y de
exploración en el perfil de personajes. La velocidad afecta al contenido, más
reposado, más psicológico, más intimista. Si te gusta la fotografía, la
analogía inmediata es la del objetivo que utiliza Salvador en cada una de las
partes: en la primera escribe con un gran angular, mientras que en la segunda
ha decidido empuñar un objetivo con un potente zoom.
Cinco. ¿Somos lo que creamos? ¿O creamos lo que somos? La novela nos lleva a
plantearnos estas cuestiones. Nuestra capacidad de decidir nos configura
como seres vivos y nos construye día a día como seres humanos. En nuestros actos
y en nuestras creaciones. Somos lo que hacemos. El cineasta, el escritor,
el pintor, el músico. Todos dejan trozos de su alma en sus creaciones. Como
Cesia en sus personajes. Como Salvador en Cesia (y en los personajes de Cesia).
Seis. La obra más personal de P.L. Salvador. Aunque no lo parezca, al tratarse de lo más parecido a
una novela de género. El gran mérito del autor es que en un formato más o menos
convencional (a priori menos original que sus dos obras precedentes) logra una
de las novelas más personales que he leído en los últimos tiempos. Es difícil
pensar que el largo periplo vital de Jairo, con sus ascensos y caídas, con su
capacidad para levantarse, no son en realidad un trozo del escritor, que
utiliza a Cesia como mecanismo de distancia que le he permitido escribir sobre
sí mismo. Quién sabe si esta simpe conjetura es también pura ficción.
Siete: Nueva editorial. De Pez de Plata a Última
línea. P.L. Salvador
evoluciona y parece sentirse más libre (si cabe) en esta nueva aventura
editorial. Creo sinceramente que al autor alicantino le esperan retos mayores.
Estos pasos editoriales parecen, desde la distancia, pasos firmes – y seguros –
que van irremediablemente encaminados hacia algo grande. Esperamos ser (seguir
siendo) testigos de ello y de seguir disfrutando de autores que como Salvador,
hacen del talento y esfuerzo su principal (y único) motor creativo. Estaremos
muy atentos, porque si llegar es un privilegio, ser testigo de ello no lo es
menos.
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