Puede que PL Salvador
constituya una isla dentro del panorama literario pero no cabe duda de que Nocturno de Calpe es un archipiélago de cuatro novelas que
tienen un origen común, la actitud del autor. Esto puede llevarnos a pensar qué
es real y qué ficticio. Es lo de menos. El autor es capaz de reinscribir una
idea en su memoria para, de forma metonímica, mostrar lo universal en la
individualidad del personaje que habla; su fragilidad es la de todos.
Este es el origen. La actitud de
PL Salvador en Nocturno de Calpe, la de Salvador en Quince mil, la de Gapp en A solas con Nastunye, la del protagonista innombrable de Lo inasible son las que el autor mantiene durante más de 60 años en
su vida: el aprendizaje, la búsqueda de la felicidad a través de un trabajo que
satisfaga y de un amor que nos complete. Esta es la magia. Podemos leer
diferentes novelas del autor y adivinaremos que es él quien está detrás, y lo
adivinaremos libre para continuar escribiendo en su tabula rasa y para hacer tabula rasa en la vida y seguir adelante.
En la tetralogía, Salvador
interioriza el proceso de escritura; parte de un detalle real para abrir un
mundo ficcional en el que aparecen sus limitaciones y en el que desaparecen los
convencionalismos literarios, de esta forma el personaje habla con un autor que
es, a la vez, personaje; asimismo, al mismo tiempo que los elementos
narrativos, se transgreden los signos ortográficos, con lo que el lenguaje se
desestabiliza. Es la rúbrica de Salvador con la que se autoconoce en su proceso
de escritura. Lo interesante es que también los lectores conectamos con
nosotros mismos durante la lectura.
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